Inauguramos la Sección #DeportistasPeñarol con
una entrevista a quien, para nosotros como Institución, es un gran referente
del deporte y del básquet en especial; referente de lucha y constancia por
mantener vivo ese espíritu deportivo que se lleva dentro y a cada paso.
Empezamos nuestra entrevista a nuestro jugador
Jorge Ortolá, el Ala-Pivot del equipo de básquet.
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¿Cuándo empezaste a jugar al
básquet? ¿Empezaste allá? (en Santa Fe).
- Empecé allá, a los 9 años, así que, teniendo hoy 32 años, hace 23 años.
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¿Pasaste por muchos clubes?
-
Empecé
en Unión de Santo Tomé. Estuve hasta los 11 años, cuando mis padres se
separaron. Después me fui a Rosario a la casa de unos tíos a terminar la
escuela; terminé el secundario en Rosario, y el básquet firme a la par mío. Jugué
en Echesortu Rosario; después estuve en Talleres de Villa Gobernador Galvez en
el año ´99. Después del ´99 tuve un par de selecciones, y ahí me ven 3 clubes, Boca,
la Unión de Colón, y Echague de Paraná. Me toman los datos, me llama la Unión,
no pudimos arreglar después de un par de tirones, y me llama Echague, voy a la
prueba, y quedé, y a la vez me llama Boca,
pero dije que no. Jugué una temporada de 6 meses en Echague, porque son
temporadas cortas de 4 a 6 meses, terminó la temporada y me vuelve a llamar Boca,
me voy a probar a Boca, y cuando estuve en Boca la parte humana no me gustó, no
había buen trato, no sabíamos dónde comíamos, donde dormíamos, aparte era
menor; mi tío me decía: “Vos fíjate la parte humana, no te fijes por la plata,
porque todavía sos menor”. Entonces en el 2000 me voy a la Unión de Colón, que
era como acá, era un pueblo más la parte turística y estuve ahí tres años,
jugué la Liga Juveniles que salimos campeones, en la primera local y estuve en
el banco del TNA.
Vivía en el club, entrenamientos y
sparring de primera.
En el primer partido que jugué en el
TNA, jugué 23 segundos, sacan a un norteamericano y me ponen a mí para defender
una jugada, para que no nos hagan la falta y me sacan. Para mí, había jugado un
partido entero, a la noche no pude dormir, temblaba; tenía siempre las
planillas (porque cuando estas en el banco te dan las planillas), y cuando el
técnico llama: “Ortolá ….. Ortolá”, ahí me di cuenta que me estaba llamando a mí,
y me toco defender, y sobre el pucho me toco atacar, y la pelota paso por mí, ¡Sabes
lo que era eso!, a la noche temblaba, llamé a mis tíos, todo”. Dice nuestro jugador, entre risas al tiempo
que lo contaba, como recordando por la mente ese momento tan especial de su
vida, el cual lo marcó en su carrera.
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¿Después de esos 2 años que
estuviste allá, cómo siguió tu carrera?
-
Bueno,
después en el 2001, me llevan para jugar en la Liga B en Racing de Gualeguaychú,
que fue el año que Racing ascendió, estoy en el 2001 instalado, me daban
habitación en un hotel, buen sueldo todo, y entonces empezó el problema de la
crisis.. Me acuerdo como si fuera hoy, me estaba preparando para ir a entrenar
en mi habitación, me tocan la puerta y me dicen: “Están los dirigentes abajo”, bajo
y me dicen: “paso esto y esto, la fábrica que iba a poner la plata para tu
sueldo está en quiebra”, y lo mismo le paso a unos compañeros míos, y entonces
jugaron con jugadores locales. Yo ese año si la pegaba no paraba más, arrancaba
la carrera.
De estar en tantos clubes, me cansé, y sumado a que todavía era menor, me quería volver a mi casa, y bueno en Racing no alcancé a jugar, dos meses entrenando y me tuve q ir, eso me restó”, nos contaba Jorge, por un lado con un rastro de resignación y por otro, con un enérgico hablar, dando a entender que ese momento le sirvió de bisagra en su vida para lograr lo que hasta hoy a alcanzado.
Siguiendo con la entrevista..
“Yo siempre digo como que la fama me
agarro muy de chico, ir a jugar una Liga B, y uno que era flojo de acá
(señalándose la cabeza) era otra cosa, yo pienso que si me hubiese agarrado
Racing, mi carrera basquebolística hubiese sido otra, no estaría acá. Aparte me
dedicaba mucho.
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¿Cómo seguiste después de eso? ¿Se
puede decir que gracias a esto llegaste a Peñarol?
-
Y
bueno, ahí me fuí a Santa Fe y me llaman de Galvez, en eso que me llaman, yo
había ido a jugar a Puerto Deseado con la selección que en ese momento se
practicaba acá en Peñarol, y se ve que ahí Baldarena y Marello me habían registrado
y como sale en la computadora que estaba libre me llamaron, me dijeron si
quería venir a probar, y en el verano de 2002 me vine al pueblo, solo por el
básquet, vine y bueno, la verdad que un pueblo tranquilo; el sueldo era
suficiente, y me sentía cómodo por la gente.
-
No
me olvido nunca una anécdota, que el primer partido no lo pude jugar porque Talleres
quería que juegue para ellos y no me largaba, y el segundo partido teníamos el
clásico. Me acuerdo que Atlético tenía un muy buen equipo, y perdimos por uno,
y acá jugamos con los locales y yo, y al terminar el partido la gente empezó a
festejar, y yo no entendía porque se festejaba habiendo perdido, y entonces me
dijeron que era por el resultado que habíamos logrado sabiendo que Atlético tenía
un buen equipo y Peñarol no estaba bien preparado. Y entonces la gente de Atlético
se para y nos aplaude, y fue algo lindo; después con el tiempo me fui enterando
de lo que lograba el básquet acá en el pueblo y eso me termino de convencer.
-
Y después de que llegaste de
Peñarol, después de haber pasado por tanto, ¿el básquet te sirvió para encarar
la vida y el deporte de otra manera?
-
Cuando
llego al pueblo vi que había trabajo, que había buena gente, y yo siempre con
el bolsito en la espalda y estar viajando de un lado a otro, y solamente con el
bolso haciendo chirolas, y entonces pensaba que si conseguía trabajo acá me
podía hacer una casa, y evitar vivir en la ciudad, y enganche un laburo que
junto con el sueldo del Club me servía, y bueno, después me puse de novio y empezamos
a pensar en la familia, y el básquet lo hacía como una carrera. Pensar que me
ayudó a terminar la casa, porque mientras Peñarol me alquilaba la casa, me iba
haciendo la mía, entonces yo siempre digo, gracias al básquet estoy donde
estoy, y por eso sigo jugando, y no puedo dejar de jugarlo.
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Durante tu carrera, ¿cuántos
campeonatos ganados tenés o cuantas veces te toco pasar por ese tipo de
situación?
-
Bueno,
salí campeón allá en Echague, en la Liga de Juveniles, en la Unión de Colón, en
la primera local, en Talleres de Galvez campeón de primera con 15 años, tengo
un montón de diarios en mi casa, y la estatura me ayudó mucho. (agregaba Jorge, riéndose porque sabe que en
casa de deportista, los recortes de diarios son costumbre), y después 2005,
2006, 2010 y 2012 acá en Peñarol.
Después en selección, con la
infantil en Esquina (Corrientes), la del 99 en Rosario y después en Puerto Deseado
con la selección de Santa Fe.
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Con respecto, a lo que comentaste
antes, con respecto a los clásicos, ¿Sigue siendo de esa manera, sabiendo que
al otro día la gente que a lo mejor te estuvo gritando en la hinchada
contraria, te la cruzas en la calle? ¿Qué se siente al momento de tener que
jugar un clásico?
-
En
todos los clubes que jugué nunca me paso lo que me pasa acá. El clásico se vive
una semana antes, se juega, y una semana después. Ganes o pierdas, me pasa lo
mismo, estoy para dormirme tres, te quedas pensando; no es un partido más, la
gente te juzga si ganas o perdés, y la semana después si ganaste estas aliviado
y si perdiste te duele, es terrible.
-
¿Y anécdotas de un clásico?
- Si
tuve una anécdota con Claudio (Angeleri), no nos conocíamos, y en un partido
viene abajo del aro y yo lo marco de atrás, y le pongo el brazo en la nuca y lo
levanto cuando vamos al rebote, y me queda mirando y me dice: “uh, ¿qué
trajiste el hacha?”, vos fíjate que no se enoja y gracias a un roce, a
reaccionar de otra manera, empezamos una relación muy buena dentro y fuera del
juego, incluso cuando el hizo el partido homenaje me invito, eso lo que yo a
veces rescato de él, que no lo tomó mal y fue un roce de juego nada más.
Después otras cosas pero nada grave, fue todo del mismo folclore, al principio
sí me insultaban, más en un clásico, hoy tenés uno de todos los que antes me
insultaban; me pasaba también porque yo era de afuera también, pensaban que me
quedaba un año y se va y bueno, eso no pasó. Una anécdota de los primeros
clásicos, fue que una persona me
insultaba, y entonces lo voy a hablar al otro día a ver que problema tenía que
insultaba de mala manera, y hoy con esa persona me hablo; si te pasa eso, por algo
es, es como dijo Jordan: “Si tirás la última pelota y le erras se van a acordar
de vos y si la metes también”. Al contrario esas cosas a uno lo alimenta, y lo
hacen saber que está haciendo las cosas bien. Si te insultan es por algo.
-
Con respecto a tus nenes y con el
deporte, ¿te gustaría que sigan el básquet exclusivamente o en ese sentido no
tenés problema, desde el roll de padre?
- Mira con Francisco, el mayor, fue algo muy especial, a los 3 años me decían llevalo a básquet, y yo decía no, que él elija, obvio que ir a todos los partidos desde que nació ayudo no?, creo que tenía 4 días y ya estaba en la cancha, pero cada partido ellos me acompañaron, y lo llevamos y le gusto, al más chico le pasa lo mismo, le muestro una pelota, y se vuelve loco, pero primero lo voy a incentivar al estudio, después al deporte.
(y en eso se acerca Geo, la señora de Jorge, y cuenta que cuando Francisco empezó básquet no sabía ni siquiera picar la pelota, para que realmente vea si le gustaba por el mismo, y al principio pensaron que no le iba a gustar porque corría atrás de la pelota nada más).
Ahora dentro de un rato vamos al Club
a tomar una gaseosa, los sábados a la mañana también vamos, eso se perdió. Cuando
yo era chico, mi papa preguntaba dónde estaba y estaba en el Club, como lo
tenía a media cuadra era mi segunda casa; yo quiero inculcarles que el club es
algo importante, que vean una botella tirada y decirle que la junten, que
cuiden donde están. Hoy en día se perdió y no es lo mismo, así que lo que tengo
con él es bueno, a lo mejor me dice que esta aburrido y cuando le pregunto qué
quiere hacer y me dice vamos al Club, tratamos de compensar, por ejemplo va a inglés
y después lo llevamos al Club, que vaya viendo el equilibrio entre ambas cosas
también.
Un problema que venimos manejando como padres
también, es el fanatismo; nunca le decimos que va a ser de Peñarol o Atlético,
lo mismo con los amigos, va a tener amigos de Peñarol y Atlético, él con amigos
de atlético va a la cancha y juegan juntos, pero tiene esa emoción que por
ejemplo si Peñarol pierde se larga a llorar. Pero ahora siendo más grande lo va
entendiendo, se pone mal pero le dura poco, hay que ir controlándolo, yo le
digo por ejemplo, si te escucho insultar no venís mas a la cancha, entonces es
algo que venimos trabajando con la madre y da resultado.
-
Me dijiste que si es por vos no
dejas nunca de jugar, pero, el día que decidas dejar de jugar profesionalmente,
¿te gustaría seguir en vínculo con el Club? ¿Con el deporte, desde que lado te
gustaría seguir en contacto?
-
Todos
me piden de que sea técnico, por como veo el básquet y mi personalidad y
compañerismo dentro de la cancha. Yo realmente no quiero porque te quita mucho
tiempo con la familia, el tener que viajar y mucho tiempo dentro del Club.
Cuando yo deje de jugar, estar en
una comisión de básquet, más teniendo a mi hijo dentro del Club, siempre estar
vinculado con el Club; al Club le estoy agradecido porque la verdad que me han bancado
y gracias a dios estoy acá, entonces uno le quiere devolver por otro lado lo
afectivo, que ellos me hayan traído, hacer mi casa, mi primer autito, una
familia, es mucho en 14 años, y siempre con el Club detrás, agradecerles de
alguna manera todo eso que me brindaron. Y hoy pasa algo y me tienen en cuenta,
ellos mismos me tienen presente. La gente, cuando yo tenía 6 meses acá en Elortondo,
me decía vos ya sos de Peñarol, ya sos parte, y me hacían sentir de la casa y
eso me termino de convencer, uno jugaba bien o mal y la gente estaba contenta
igual, y yo he tenido partidos malos y la gente seguía apostando y eso es
lindo, hoy en día pasa lo mismo, perdemos y se charla, y el apoyo esta y uno se
siente cómodo.
Como conclusión de esta entrevista, queremos
agradecerle a Jorge que nos recibió cálidamente y en un ambiente familiar muy
lindo, demostrando su humildad y contando la historia de quien ha pasado por
mucho en tan poco tiempo, y que por suerte hoy lo tenemos con nosotros, en
nuestro Club.